miércoles, 12 de noviembre de 2008

NERPIO EN PRIMAVERA

PRIMAVERA Y FIESTAS PATRONALES

Durante el último fin de semana de Abril, los días 26 y 27, se celebran en Nerpio las fiestas en honor de la virgen de la Cabeza, patrona de la localidad, unas fiestas religiosas que este año coinciden con su fecha habitual el día 26 de Abril. Es una buena ocasión para acercarse por este pueblo serrano el más meridional de la provincia de Albacete en sus límites con Murcia y Andalucía.
En estos días de fiesta la imagen de la patrona recorre las calles del pueblo en la visita domiciliaria, acompañada de los vecinos y de la banda municipal de música que alegra con sus pasodobles el ambiente festivo en estos días tan señalados. En las montañas retumba el eco de los cohetes que se lanzan al paso de la patrona, en la plaza el kiosco de la "turronera", símbolo emblemático y estético de la llegada de esta fiesta, despacha piolas y petardos, bajo los banderines de colores que adornan la plaza, donde se encuentran como en toda ciudad importante los edificios más representativos de la localidad, la iglesia, el ayuntamiento y la casa de la cultura. Es esta una fiesta cargada de simbolismo y tradición: Se reparten los típicos rollos de pan bendito, se celebran ofrendas a la virgen, se realizan unas singulares pujas para subir a la virgen a su trono en la ermita y muchas mujeres lloran emocionadas al paso de la patrona por sus calles.

Puede aprovechar también el viajero intrépido y menos asiduo a las procesiones los comienzos de la primavera para recorrer los atractivos alrededores de este pueblo, uno de los más bellos de la provincia, tanto por su naturaleza como por su variada riqueza arqueológica, su arte rupestre, su historia y sus tradiciones.
La llegada de la primavera en Nerpio es un acontecimiento extraordinario, las primeras mariposas revolotean en las laderas del Taíbilla que baja murmurando melodías de vida recogidas en la montaña, los campos se adornan de violetas y margaritas, tras las viejas tapias de tobas erosionadas que fortifican los huertos ya se escucha a los pájaros cantar alegremente.
Los hombres preparan la tierra para la siembra de hortalizas a lo largo del vergel que rodea el pueblo, las acequias desbordadas de agua brotan bajo los avellanos, pasan por choperas, bajo los nogales, cubriendo al pueblo de un frescor primaveral que en los amaneceres gélidos de escarchas sufre solitario en su espacio abrupto el paso del tiempo. El humo de las chimeneas se va extinguiendo, los días soleados hacen brillar, a lo lejos, en las huertas los "gasones" de la tierra recién labrada y la humedad de los rios sube hasta el pueblo, coronado por el cerro de las antenas donde antaño se erguían majestuosas las primeras parabólicas colectivas, hoy extinguidas por el futuro digital.
 Es desde allí, en lo alto, desde donde Nerpio se puede ver y sentir palpitar desprendiendo la vida de un pequeño vergel, un sitio parecido al paraíso terrenal. Desde el cerro de las antenas, en primavera, se contempla el pueblo como en ningún otro lugar, desde lo alto se siente una tranquila y mística sensación de sosiego que desprende un lugar muy parecido al cielo que nos podemos imaginar, donde uno quisiera pasar el transcurso desesperado de la eternidad. El paraíso terrenal no es otra cosa que esas huertas llenas de manzanos al despertar la primavera y el vuelo de las mariposas sobre el murmullo de las aguas claras y cristalinas del Taibilla.
Los crepúsculos dorados cubren los tejados y las estrellas comienzan a brillar apresuradas en los largos atardeceres, en pocos lugares se intuye la cercanía del firmamento como en las noches tibias de la primavera Nerpiana.
Cuenta la leyenda que la imagen de la virgen de la Cabeza había sido encargada por los habitantes de Nerpio, pero la reclamaban como suya los de Yeste; una cuestión de rivalidad entre estos dos pueblos vecinos; cuando iba a ser transportada en carro hacia Yeste, núcleo de mayor poder e influencia, la virgen impidió que los animales se movieran en su avance hacia la localidad vecina. Este fenómeno fue interpretado como un deseo de la divinidad de permanecer en Nerpio.
En este pequeño paraíso natural, en plena sierra, abundan las leyendas ancestrales, Nerpio es historia y tradiciones. Una buena ocasión para acercarse, son estas fiestas patronales y la primavera que brota exuberante por todos los rincones de este pueblo, posiblemente el más desconocido de la provincia,
seguramente uno de los más hermosos.

La Verdad de Albacete, Viernes 25 de abril de 1.997.
Pedro Serrano Gómez