miércoles, 29 de octubre de 2008
JULIAN, EL MOLINERO DEL LAÚD
Julián Plasencia Martinez, conocido popularmente como Julián el Molinero, nació el 26 de junio de 1.930 a orillas del Taibilla, en lo que entonces se llamaba Río Moral (Nerpio). Hace ya algunos años que se jubilo, pronto cumplirá setenta años, esta casado, tiene tres hijas y varios nietos. Julián se dedico casi toda su vida laboral a las tareas del molino, de hay le viene el apodo por el que es más conocido.
Su infancia y adolescencia transcurrió entre las tareas del campo y el molino en el pequeño valle que forma el Taibilla a su paso por los cortijos del Río.
Descubrió la música de la mano de su padre, cuando tenia entre ocho y diez años, no lo recuerda con exactitud, comenzó tocando la guitarra, poco después aprendió a tocar el laúd que es el instrumento que mejor domina desde entonces.
Un arte, la música, para la que Julián tiene unas grandes cualidades, teniendo en cuenta que nunca estudio solfeo y todo lo que interpreta lo hace de oído, eso si, un oído privilegiado.
Hace unos quince años dejo el molino y se traslado a vivir a Nerpio, casualidades de la vida, se instalo en la calle del Río, esta vez a orillas del Acedas, abajo junto al gran puente que sirve de entrada al casco antiguo del pueblo. Un barrio coqueto y bien arreglado cubierto de parras, donde se puede escuchar el murmullo del agua y sentir su frescor, el barrio más bonito del pueblo, comenta Julián.
Tocó durante años con los Animeros de Pedro Andres, aunque muchas veces subían a buscarle para tocar con los de Nerpio, así paso varios años compaginando los dos grupos, su laúd siempre fue requerido por todos.
Desde que llego a Nerpio es, por así decirlo, el maestro de los Animeros, es el encargado de templar y el que elige los diferentes tonos que hay que asumir en cada momento.
Dotado de un oído fino y de una gran habilidad en los dedos, escuchar tocar el laúd a Julián es emocionante, sobre todo cuando interpreta algunos fandanguillos lo que hace con una maestría y sensibilidad asombrosa.
A recorrido muchos lugares con los Animeros de Nerpio, asistiendo a encuentros y festivales de música tradicional, señala como gratos recuerdos los viajes a Madrid e Italia con el grupo de Pedro Andres. También colaboro con la cuadrilla del tío Román durante la grabación del disco que esta edito hace unos años. Enseñó a tocar a sus tres hijas que crecieron rodeadas de un ambiente familiar dedicado a la música popular. Su hija mayor ha creado un grupo de música tradicional con los jóvenes de Pedro Andres, Julián le hecha una mano de vez en cuando para darles algunas nociones sobre todo de laúd.
Es una persona respetada por sus compañeros de la cuadrilla de Animeros por su entendimiento sobre la música y sus tesis razonables dentro de las varias disputas que han surgido en el grupo en los últimos años.
Julián es quizá el mejor músico de oído de Nerpio, es muy personal y autentica su forma de tañer el laúd, dándole una energía y movilidad a su mano que se trasforma en suaves y melódicas notas que brotan de las cuerdas de un instrumento ancestral, herencia de nuestro pasado árabe y que tiene en las manos de Julián un sonido inconfundible.
Con su gorra siempre sobre la cabeza, su peculiar forma de andar, sus gestos al explicar retazos de su vida y su relación con la música, Julián es uno de los últimos de una estirpe en peligro de extinción, la de los trovadores de la sierra, juglares anónimos que con su música llenaron de ilusión las Navidades de los niños de este pueblo.
Pedro Serrano Gómez (1997)