lunes, 7 de diciembre de 2020

ANTONIO BÓDALO, NUESTRO ALCALDE...DE MURCIA

Antonio Bódalo Santoyo nació en Nerpio el 28 de mayo de 1.940, el mismo día que capitulaba Bélgica ante los alemanes en plena ofensiva nazi sobre Europa durante la segunda guerra mundial y un año después de terminar la guerra civil española. 
Conchita y Antonio recién casados en Madrid
 Su padre Juan Antonio Bódalo Llobregat, maestro de profesión, había llegado desde El Bonillo. Su madre Bienvenida Santoyo Fernández, natural de Nerpio, descendía de una familia que según recuerda Bódalo “Debió de afianzarse en Nerpio por la época de la desamortización de Mendizábal, quizá sobre finales del siglo XVIII, procedían de Yeste y Beas de Segura”. 
Su padre fue uno de los muchos maestros represaliados por el régimen franquista después de la guerra, por lo que la familia pasó varios años de un sitio a otro por las aldeas de la comarca de Taibilla. Cuando Antonio tenía seis años se trasladaron a La Puebla de Don Fadrique en Granada donde vivieron casi una década hasta que el joven Bódalo cumplió catorce años. Los primeros años de estudios los hizo libre en el instituto Alfonso X de Murcia, después parte de su adolescencia la pasó entre Nerpio y Caravaca, donde terminó en el colegio Cervantes los últimos años del bachiller “Creo que ya no existe este centro educativo en la ciudad de la Cruz” comenta con voz sosegada, cercana y amable, al otro lado del teléfono. Estudió la Licenciatura en Químicas en la Universidad de Murcia y en 1.957 hizo la milicia universitaria en Ronda, Málaga, una modalidad opcional de prestar el servicio militar para estudiantes y titulados universitarios que había en aquella época en nuestro país y que le llevó después a realizar de Alférez las prácticas castrenses en un Regimiento de Transmisiones en el Pardo, residencia oficial del dictador que ordenó las represalias sufridas por su progenitor. De Madrid tiene recuerdos más gratos pues fue en la capital del estado donde años después consiguió el doctorado en química industrial, haciendo su Tesis Doctoral en el Instituto Rocasolano del CSIC. Después trabajó cuatro años en una industria en Molina de Segura de donde pasó a la Universidad de Murcia, en el departamento de ingeniería Química, desde donde alcanzó la Cátedra
Ingeniería Química Universidad de Murcia 
Tiene publicados unos doscientos trabajos científicos de variadas materias y varios libros de divulgación científica. Actualmente, ya jubilado, es Profesor Colaborador Honorario de la Universidad de Murcia. Entre los muchos reconocimientos que le han otorgado a lo largo de su carrera destaca por su importancia la Medalla de Oro que la Asociación Nacional de Químicos e Ingenieros Químicos de España (ANQUE) le concedió el año pasado. Cuando le pregunto sobre su entrada en política cuenta que quizá sus ideales comenzaron a fraguarse en algunas experiencias de su infancia con los vaivenes de la posguerra y el estigma que suponía para la época la acusación de republicano del cabeza de familia, aunque cree que fueron sobre todo sus años de estudiante en la universidad los que forjaron su identidad ideológica. En 1.963 se casó con Conchita Lozano Teruel, de familia materna moratallera y cuyos abuelos, cree recordar, le contaron que provenían también de Nerpio. Tienen cuatro hijos y cinco nietos. Hablando de Moratalla recuerda otra historia que le contaron según la cual, durante las Guerras Carlistas, un antepasado Santoyo de su madre, participó a finales del siglo XIX, en una especie de invasión de gentes de Nerpio sobre esta localidad del noroeste murciano, algo que muchos años después él consiguió de forma pacífica y sentimental ya que es uno de los lugares de la sierra que sigue frecuentando por razones familiares. Cuando habla de sus recuerdos de infancia en Nerpio destaca sobre todo los vividos en la Hoya del Espino, “Cortijo donde pasaba los largos veranos” y por el que siente un cariño especial. 
Toma de posesión de la alcaldía de Murcia
25 de Mayo de 1.983


A principios de los años ochenta del siglo pasado es la época por la que sigue siendo más conocido, fuera del ambiente académico, en 1.983 fue elegido alcalde de Murcia por el Psoe, el primero en la capital de la región con mayoría absoluta. Una legislatura estuvo de primer edil, hasta 1.987, en las siguientes elecciones el partido eligió a otras personas para su lista, quizá por no plegarse a las demandas o salir de las rigideces ideológicas, quizá por los que por aquellos tiempos controlaban lo que se conoce como aparato del partido, entonces no había primarias. Aquellos acontecimientos son parecidos, salvando las distancias y el tiempo, a lo que le sucedió al actual presidente del gobierno por el que Bódalo siente bastante simpatía , cuando le preguntó qué le parece el actual jefe del consejo de ministros comenta que lo ve como una persona “Políticamente bastante creativa”. Hablamos del momento actual en la política nacional y le sugiero una reflexión que sintetiza en una sola palabra; “áspera”. Le comento en la charla que mantenemos si conoce alguien de Nerpio que haya llegado más lejos que él en política, algún diputado, ministro o alcalde de una capital de provincia; No conoce a nadie, yo tampoco, aunque quizá indagando por ahí podríamos encontrar alguien rebuscando en la historia en otro siglo, en otro tiempo. Recuerdo que en mi adolescencia, en aquellos primeros años de la década de los ochenta, cuando uno comenzaba a tener conciencia política y social, era muy gratificante presumir de que el alcalde de Murcia era de mi pueblo, Nerpio. En aquellos años un lugar olvidado, el último pueblo de Albacete, alejado, incomunicado, triste y solitario. Nerpio hijo pródigo de Murcia, capital sentimental de la Sierra del Segura, rodeado de varios pueblos vecinos cada uno de una provincia distinta, algunos de comunidades autónomas diferentes. Bódalo, licenciado en ciencias químicas en 1.963 por la Universidad de Murcia, fue el gran representante de la movida sentimental y política de nuestra juventud, llegó a lo más alto desde el pueblo más serrano de Murcia al que misteriosamente habían puesto en los mapas en la provincia de Albacete. 
Antonio Bódalo en las fiestas de Nerpio
Nerpio tierra de nadie y frontera de todo, ahí reside el encanto de este pueblo, que Murcia tuviera un alcalde llegado del destierro serrano albacetense fue la gran metáfora que se plasmaba en el triste asfalto de la carretera al pasar el límite de provincia tras la última aldea de su querida Moratalla y encontrarnos con aquel cartel tuneado con sarcasmo “Ni Castilla Ni Mancha”.
 Ochenta años cumplió hace unos meses Antonio Bódalo Santoyo, solo le conozco de hablar unas pocas ocasiones durante algún rato en las fiestas de agosto cuando se acerca por el pueblo, siempre sentí una especial admiración por aquel paisano que durante la movida madrileña representó nuestro orgullo político provinciano. Después de varias charlas con él ese sentimiento se ha acentuado. Indagar en su trayectoria desde su nacimiento en la Sierra del Segura pasando por algunos de sus pueblos más emblemáticos, Nerpio, Puebla de Don Fadrique, Caravaca, Moratalla y llegar a ser actor principal en nuestra capital ignorada en aquellos años de lucha y esperanza ha sido un verdadero placer; Don Antonio Bódalo, siempre será nuestro alcalde…
 de Murcia.

 Pedro Serrano Gómez
 Diciembre 2.020