viernes, 31 de octubre de 2008
EL TIO ROMAN
Tiene una forma peculiar de caminar debido sobre todo a sus problemas de rodilla, en invierno se refugia en su gorra y una larga bufanda que le protegen de su propensión a los resfriados, después de estos diez últimos años de experiencia con su cuadrilla se ha ido acostumbrando a lo de ( Tío ) algo que al principio no le gustaba demasiado.
Román Gómez Sánchez, el tío Román, nació el18 de noviembre de 1930 en "Los Chorretites" de arriba, una pequeña pedanía de Nerpio despoblada en la actualidad. Recuerda su infancia en la aldea, rodeada de animales y un cortijo plagado de árboles y sembrados. De pequeño guardaba ovejas y ayudaba a sus padres en las tareas del campo, eran labradores y llevaban todas las faenas de la finca.
Sus primeros años los pasó entre las mulas y el pastoreo, en una tierra fértil entre las montañas de la sierra, muy cerca del nacimiento del río Taibilla. Guarda en la memoria los primeros años de su vida como una época feliz, en un paisaje idílico cuando los campos brotaban brillantes, amarillos y las gentes vivían de lo que recogían de la tierra.
Cuando contaba con apenas siete u ocho años compaginaba las tareas agrícolas, propias del entorno y la época, con la música. En su familia había varios músicos que le fueron trasmitiendo la afición por un arte al que su buen oído ayudó con el tiempo a dominar. Su tío le enseñó a tocar la guitarra en las largas y silenciosas trasnochadas al lado de la lumbre; desde entonces la música fue otra manera de
descubrir nuevas sensaciones. Con diez años ya tocaba la guitarra y comenzaba a trenzar las primeras notas del laúd, un instrumento que descubrió solo y que unos años después tocaría con habilidad así como la bandurria y otros instrumentos de la música tradicional de Nerpio.
En el año 1951 se incorporó al servicio militar, estuvo dieciocho meses en Alcoy donde terminó siendo cabo. Durante sus obligaciones castrenses hizo amistad con un valenciano de Liria que tocaba el friscornio y con un albaceteño de Casas Ibáñez que tenía un laúd. Algunas tardes improvisaban jotas aragonesas que cantaba con esmero un capitán de Zaragoza que solía perderse ya que Román la jota que tocaba era la de Nerpio con algunas diferencias a la aragonesa. También en los casi dos años que permaneció en la agrupación de infantería Vizcaya 21 tuvo tiempo para seguir practicando su gran afición.
Tenía veintiséis años cuando se casó con Paca, su mujer, y se trasladó a vivir al pueblo. Trabajó con los forestales, en la agricultura, fue corredor de frutas y frutos secos. En 1970 comenzó a trabajar en las obras de construcción del embalse del Taibilla, al concluir las obras pasó a formar parte de la plantilla de guardas en la mancomunidad de canales del embalse nerpiano. En el pantano trabajó durante veinticinco años hasta su jubilación, en 1994, de la que guarda con cariño una placa que le regalaron sus compañeros. .
Siempre ha estado ligado a la música tradicional de Nerpio, desde los años cuarenta cuando entonaba las primeras notas con la vieja guitarra familiar hasta nuestros días como fundador de su propia cuadrilla. Formo parte de los animeros de Nerpio durante más de treinta años en los que tocaba sobre todo la bandurria. Con los aguilanderos pasó muchos momentos entrañables de bailes de ánimas y fiestas de Navidad.
Un día a principios del mes de febrero de 1992 comenzó sin muchas intenciones a enseñar a unos cuantos niños a tocar la guitarra al lado de la lumbre en el bajo de su casa. Fue en aquellas frías tardes del crudo invierno perpiaño, hace ahora diez años, cuando el Tío Román comenzó un trabajo noble y altruista transmitiendo a aquellos niños el amor por la música tradicional de esta tierra. La música del pueblo que le enseñaron sus mayores y que él ha sabido divulgar con gran entusiasmo entre los jóvenes de esta tierra. Muchos de esos jóvenes nerpianos que pasaron por su casa recordarán con cariño al hombre que les enseñó a descubrir la tradición de un arte local tan universal como la música.
En esta década de existencia la cuadrilla ha viajado por diferentes países de Europa, ha participado en certámenes de música tradicional por diferentes puntos de nuestro país, ha realizado varias grabaciones y cuenta con un disco propio que recoge sus mejores canciones.Durante este tiempo el tío Román ha recibido varias placas y homenajes por su noble labor de divulgación de la música tradicional así como el reconocimiento popular al trabajo realizado.
Después de diez años el tío Román se ha hecho un poco más viejo, muchos críos han crecido y se han ido alejando de la cuadrilla por motivos de estudios y trabajo, a pesar de todo él sigue con los más pequeños abriéndoles la puerta de su casa y compartiendo con ellos su gran sabiduría popular.
Además de la música el Tío Román tiene otras aficiones, una de ellas es el fútbol y su devoción por el Real Madrid con el que sufre y disfruta.
Todos los días antes de comer tiene cita obligada con sus compañeros Andrés y Vicente en el bar nogales donde suelen tomar un aperitivo al que acuden puntualmente juntos desde hace más de diez años, le llaman "el vino", al que sólo faltan por causa justificada. Con sus compañeros de vino comparte también afición en la búsqueda de todo comestible que salga por el monte como setas, niscalos, orejones ...
Tiene un huerto donde se entretiene y cultiva hortalizas. En el cortijo tiene un alambique donde elabora con gran esmero anís "carrasqueño" y vino "parrizón". Normalmente es un vino agridulce, pero el año que le sale bueno es una delicia para el paladar.
Es un gran aficionado a la caza en la que le han ocurrido curiosas anécdotas como la de un día que salió al monte y colocó el reclamo entre unas sabinas, se refugió a la espera de la llegada de las perdices, cuando escuchó al pájaro cantar apunto y disparó, se asomó y se llevó una gran sorpresa cuando descubrió que había matado a la perdiz que tenia dentro de la jaula, desde entonces es conocida la copla:
Román se fue de caza / Antes de salir el sol/Las perdices se le fueron / Y al pájaro lo mató
Como buen relaciones públicas, su capacidad de trabajo e inquietud le tienen ocupado, a sus más de setenta años, como presidente de la asociación de pensionistas en la que organiza viajes y excursiones para los mayores y que además del trabajo desinteresado también se lleva de vez en cuando algún disgusto. Esta acostumbrado a que las críticas sean para los que se mueven y hacen algo.
Tiene buenos recuerdos a lo largo de su vida y de su afición por la música, son para él especiales los años con los jóvenes de la cuadrilla, recuerda con mucho cariño los viajes a Francia y Portugal, la placa de reconocimiento por su labor que un día le entrego el presidente de Castilla La Mancha José Bono y aquella primera que le entregaron los críos de la cuadrilla un día de la Virgen de la Cabeza del año 92 con motivo de la primera actuación en la plaza del pueblo. Le conmueve gratamente el cariño que le tienen todos los que pasaron por la cuadrilla y los buenos momentos que ha pasado con los críos en su cochera junto al fuego entonando coplas.
Se cumplen ahora diez años de la creación de la cuadrilla del Tío Román, del nacimiento de los encuentros de cuadrillas y de las primeras ideas entusiastas para crear la Revista de Tabilla, todo ello fue posible gracias al entusiasmo y trabajo de un hombre al que ahora dedicamos esta breve biografía como homenaje y agradecimiento por ser el gran impulsor de la música tradicional de Nerpio en la ultima década. Un hombre noble que disfruta con la música y que ha sabido trasmitir con entusiasmo esos valores a varias generaciones de nerpianos.
Pedro Serrano Gómez (2002)