domingo, 30 de agosto de 2020

Historias de estraperlo I

Historias de estraperlo I


LOS ENTRAMADOS ASUNTOS DEL VICARIO DE YESTE Y LAS SILUETAS PERDIDAS DEL VALLE DE TAIBILLA, EL AROMA DEL Espliego Y LAS ÚLTIMAS GARRAS DE LA ASUNCIÓN PRIMERA, LOS CUARTOS OSCUROS Y LAS LETRAS PEQUEÑAS, LAS CANCIONES DEL AMANECER, LOS DÍAS PERDIDOS Y LOS BESOS ENCONTRADOS, UN CANTO A LAS NUEVAS CRUZADAS, LAS DEL ÚLTIMO ENSALZADO DEL CONSTANTE ARREPENTIDO y  SONANBULO.

Los primeros días del año fueron muy fríos, los chuzos de punta colgaban de los tejados, las tripas recién lavadas olían a rastrojos quemados  en la acequia real , por la calle no se veía un alma, las chimeneas humeaban con su entusiasmo gris . El dia de los santos petrificados había traído una sensación de abandono que las últimas nieves dibujaron en su alma..

Antolín había trasplantado unos ciruelos del huerto que tenía que mandar a su hermano en la costa, un ritual que se cumplía cada año después de la última noche del año.

Por el camino que sube a la cañada, en los tejos gigantes del barranco  un cartel indicaba que los últimos búhos de la sierra dormitaban escondidos en las cuevas, detrás  de la casa del Tío Constante. 

Habían cerrado las puertas del colegio, los fríos de enero habían congelado las aguas del rio y por el camino de la rambla se dibujaban horizontes anaranjados cuando caía la tarde. En las madrugadas solía quedarse solo escuchando los silbidos que el viento entonaba entre los chopos, las zorras aullaban en celo, desde la ventana contemplaba el rito que cada noche representaban los animales para aparearse. Unos leños más a la lumbre y con los colores rosados de la cara por el fuego dibujaba una sola estampa en su rostro entristecido por la nostalgia de la soledad compartida. Había pasado demasiado tiempo desde las últimas pesquisas que Antolin, el alguacilillo,  repartió  entre los vecinos alertando del conjuro de las siluetas rojas de las cuevas. El enigma de las noches de luna llena, cuando los hombres solteros de la aldea volvían a las cuevas a exponer en las rocas sus miedos y fantasías, una sensación de alivio le  quedo la mañana que desapareció el último búho, el de los cantos nocturnos, una esperada conclusión para los latidos sinfónicos que se desprendían por el valle.

Los desaliñados habitantes habían juntado todos los recursos que tenían para descender hasta el pozo de la carátula ensortijada y acceder así al secreto de la garganta oscura. Una suave melodía que al arrullo del fuego llevaba a las mujeres a un éxtasis representado en un baile entre “birgazas” que ahuyentaban los alaridos desesperados de aquellos primeros pobladores…

Continuará 

Peter Snails


miércoles, 5 de agosto de 2020

DON JOSE ANTONIO



Una necrología es un escrito biográfico breve en honor de una persona muerta recientemente. Jose Antonio el médico o Jose Antonio el alcalde necesitaría más bien una biografía que sería interminable. 
Lideró el cambio político en Nerpio junto a un grupo de jóvenes entusiastas y apoyó personalmente iniciativas culturales como Radio Nerpio frente a algunos de la vieja guardia pretoriana del partido reticentes a la libertad de expresión, teniendo incluso humor e ironía cuando se le criticó en alguna entrevista radiofónica por su falta de locuacidad.
Cuando el Tío Román creó su cuadrilla y le comento que necesitaba instrumentos le dijo con ese tono socarrón y campechano “Tira palante Román” y rápidamente compraron los primeros laúdes y guitarros, la misma actitud cuando le propusimos la idea de crear un encuentro de cuadrillas y al año siguiente una revista.


Políticamente fue importante tenerlo en Nerpio en los plomizos finales años ochenta cuando el caciquismo mental podía pasar sin inmutarse de derecha a izquierda y viceversa.
Pero el legado principal que deja, en mi opinión, es su trabajo como médico en Nerpio por lo que todos los vecinos podríamos dedicarle esa biografía de afectos y agradecimientos. Además de su capacidad y conocimiento de su profesión impartía su ayuda moral y afectiva a los pacientes, su cariño hacia los mayores con esa mezcla de guasa bromista que quitaba importancia a cualquier intento del paciente de hacerle creer que estaba muy enfermo, una labor psicológica de efecto placebo que tenía también consecuencias benéficas en los enfermos.
Podría, como muchos nerpianos, escribir aquí una larga retahíla de anécdotas y recuerdos de su excelente comportamiento con familiares a los que atendió y por lo que le estaremos siempre agradecidos.
Uniendo sus dos ámbitos de trabajo, desde el punto de vista social, cultural, político y humano Jose Antonio Perez Navarro es posiblemente uno de los personajes más importantes, si no el que más, de la historia de Nerpio en los últimos cuarenta años. Q.E.D
Pedro Serrano Gómez
04/08/2.020