miércoles, 25 de febrero de 2009
viernes, 20 de febrero de 2009
jueves, 19 de febrero de 2009
viernes, 6 de febrero de 2009
jueves, 5 de febrero de 2009
La pintura de Xisco Fuentes en Sigüenza
El sábado día 18 de septiembre se inaugura oficialmente en la casa del Doncell de Sigüenza (Guadalajara) la exposición del pintor nerpiano Francisco Fuentes. Organizada por la universidad de Alcalá de Henares, la muestra estará abierta hasta el día 13 de octubre, las obras del artista albaceteño son sobre todo óleos, algunos de gran formato, en los que el pintor busca el alma de la memoria en sus retratos, bodegones, paisajes, insectos, plantas, antiguas fábricas y una especial debilidad por la arquitectura en un compromiso ético y estético sobre el paso del tiempo y su relación con el patrimonio.
La exposición es una recopilación de cuadros desde el año 1989 hasta nuestros días, destaca la serie dedicada a Sigüenza, ciudad monumental que cautivo con su esplendor al artista, y como no la que dedicó a su pueblo Nerpio, en las que queda reflejada su fidelidad al entorno. El pintor albaceteño afincado en Mallorca ha realizado más de una docena de monográficos sobre todo en Nerpio y en la isla, series sobre edificios antiguos como Sa Gerreria donde queda plasmado en tonos grisáceos su compromiso por la arquitectura, series de pequeños insectos, de viejos utensilios que ya no se utilizan, “el huerto de mi padre” donde han madurado los frutos de su imaginación, trabajos como la recuperación del barrio chino, en definitiva una obra variada la que se podrá ver durante casi un mes en esta exposición en La casa del Doncell de Sigüenza. Son también de gran interés sus trabajos sobre la recuperación de la estación de tren Palma Inca. La serie “la vuelta al pueblo”, en Guimera, Lérida y Nerpio donde, además de dejar plasmado los bellos paisajes ocres del otoño en este bello rincón de la sierra de Taibilla que le vio nacer, deja constancia de su sensibilidad en los maravillosos retratos de las gentes del lugar, una simbiosis de paisaje y paisanaje que en su pincel recobran todo el misterio abrumador del paso del tiempo.
El comisario de la exposición es Carlos Clemente y coincidiendo con la muestra se a editado un libro catálogo con lo más significativo de toda la obra del pintor nerpiano.
Un libro en el que se recopila parte de la extensa obra de Xisco Fuentes, un pintor de Nerpio que comienza a ser reconocido en nuestro país y que muy pronto trascenderá de nuestras fronteras.
La exposición es una recopilación de cuadros desde el año 1989 hasta nuestros días, destaca la serie dedicada a Sigüenza, ciudad monumental que cautivo con su esplendor al artista, y como no la que dedicó a su pueblo Nerpio, en las que queda reflejada su fidelidad al entorno. El pintor albaceteño afincado en Mallorca ha realizado más de una docena de monográficos sobre todo en Nerpio y en la isla, series sobre edificios antiguos como Sa Gerreria donde queda plasmado en tonos grisáceos su compromiso por la arquitectura, series de pequeños insectos, de viejos utensilios que ya no se utilizan, “el huerto de mi padre” donde han madurado los frutos de su imaginación, trabajos como la recuperación del barrio chino, en definitiva una obra variada la que se podrá ver durante casi un mes en esta exposición en La casa del Doncell de Sigüenza. Son también de gran interés sus trabajos sobre la recuperación de la estación de tren Palma Inca. La serie “la vuelta al pueblo”, en Guimera, Lérida y Nerpio donde, además de dejar plasmado los bellos paisajes ocres del otoño en este bello rincón de la sierra de Taibilla que le vio nacer, deja constancia de su sensibilidad en los maravillosos retratos de las gentes del lugar, una simbiosis de paisaje y paisanaje que en su pincel recobran todo el misterio abrumador del paso del tiempo.
El comisario de la exposición es Carlos Clemente y coincidiendo con la muestra se a editado un libro catálogo con lo más significativo de toda la obra del pintor nerpiano.
Un libro en el que se recopila parte de la extensa obra de Xisco Fuentes, un pintor de Nerpio que comienza a ser reconocido en nuestro país y que muy pronto trascenderá de nuestras fronteras.
¿Quién puso, entre las rocas de ceniza,
para la miel del sueño,
esas retamas de oro
y esas azules flores del romero?
La sierra de violeta
Y, en el poniente, el azafrán del cielo
¿Quién ha pintado? ¡ El abejar, la ermita,
el tajo sobre el río, el sempiterno
rodar del agua entre las ondas peñas,
y el rubio verde de los campos nuevos,
y todo, hasta la tierra blanca y rosa
al pie de los almendros!
A. Machado
La Verdad de Albacete (2004)
Pedro Serrano Gómez
para la miel del sueño,
esas retamas de oro
y esas azules flores del romero?
La sierra de violeta
Y, en el poniente, el azafrán del cielo
¿Quién ha pintado? ¡ El abejar, la ermita,
el tajo sobre el río, el sempiterno
rodar del agua entre las ondas peñas,
y el rubio verde de los campos nuevos,
y todo, hasta la tierra blanca y rosa
al pie de los almendros!
A. Machado
Paisajes en la memoria
La relación de Francisco Fuentes Martínez con Nerpio comenzó un trece de julio de mil novecientos cincuenta y ocho, cuando nació en una pequeña y humilde casita de la calle del Rincón muy cerca del río Taibilla. Los primeros ocho años de su vida creció entre las montañas que con el paso del tiempo dejaría plasmadas en los bellos paisajes de sus cuadros dedicados al pueblo donde vivió hasta mil novecientos sesenta y seis, año en que sus padres emigraron a la localidad mallorquina de Calvia, un pequeño pueblo por donde han pasado a lo largo de las ultimas décadas muchos nerpianos y donde incluso celebran unos días de fiesta al año en honor de la virgen de la Cabeza patrona de Nerpio.
En las tierras de Taibilla dejó Xisco su infancia y los recuerdos de esa época mágica de la vida que más tarde le harían regresar, al principio esporádicamente, por asuntos familiares, hasta que un día decidió que los paisajes de su memoria tenían que ser recuperados para el disfrute de las futuras generaciones, se detuvo a contemplar el lugar que le vio nacer y donde pasó ese tiempo misterioso en el que absorbemos sensaciones que nos marcan para toda la vida. Fue hace poco más de un lustro después de una estancia más prolongada en el pueblo cuando quedó impresionado por la belleza del entorno y la hospitalidad de sus paisanos. Decidió entonces realizar una serie de cuadros dedicados a Nerpio y sus gentes, una obra que sigue creciendo y donde está quedando constancia a través de la maestría de su pincel de los paisajes que guarda en la memoria, el pueblo que el dejó hace más de treinta años y que ha sabido plasmar con una sensibilidad pictórica conmovedora, unos paisajes y personajes que necesitaban con urgencia ser inmortalizados antes de que el tiempo los borrara. La exposición que realizó hace unos años en Nerpio fue una inflexión en su carrera, paisajes plagados de matices sugerentes, llenos de luz y colorido, colores cálidos; ocres, amarillos y naranjas que reproducen lugares con una capacidad artística fascinante. Óleos en varios soportes, lino, lienzo, corcho, madera... donde consigue diferentes texturas reflejando con maestría los trazos ocultos de un pueblo a través de la pintura. Donde expresa su fidelidad al realismo con un mágico toque casi impresionista.
El paisaje solo existe si hay alguien capaz de contemplarlo y contemplar es ver el alma de lo que se admira, es impresionante la fuerza de sus retratos, gente humilde del pueblo cuyos rostros surcados de arrugas son un viaje lúcido y turbador donde se siente el desesperado desconsuelo del paso del tiempo. .
Xisco sigue pintando en su estudio de Mallorca y de vez en cuando acude a Nerpio donde mantiene su compromiso personal con una visión ética del entorno, una apuesta comprometida con la estética en estos tiempos crueles de comercio salvaje.
Aun habla con nostalgia de los viejos edificios que tenían que haberse conservado como las fachadas del antiguo cuartel y las del propio ayuntamiento, tal y como se pueden contemplar en uno de sus cuadros de mayores dimensiones donde muestra la plaza del pueblo tal y como era cuando el se marcha hace más de treinta años, un ejercicio sentimental de nostalgia de un artista dedicado a recuperar las esencias de la memoria.
La relación de Francisco Fuentes Martínez con Nerpio comenzó un trece de julio de mil novecientos cincuenta y ocho, cuando nació en una pequeña y humilde casita de la calle del Rincón muy cerca del río Taibilla. Los primeros ocho años de su vida creció entre las montañas que con el paso del tiempo dejaría plasmadas en los bellos paisajes de sus cuadros dedicados al pueblo donde vivió hasta mil novecientos sesenta y seis, año en que sus padres emigraron a la localidad mallorquina de Calvia, un pequeño pueblo por donde han pasado a lo largo de las ultimas décadas muchos nerpianos y donde incluso celebran unos días de fiesta al año en honor de la virgen de la Cabeza patrona de Nerpio.
En las tierras de Taibilla dejó Xisco su infancia y los recuerdos de esa época mágica de la vida que más tarde le harían regresar, al principio esporádicamente, por asuntos familiares, hasta que un día decidió que los paisajes de su memoria tenían que ser recuperados para el disfrute de las futuras generaciones, se detuvo a contemplar el lugar que le vio nacer y donde pasó ese tiempo misterioso en el que absorbemos sensaciones que nos marcan para toda la vida. Fue hace poco más de un lustro después de una estancia más prolongada en el pueblo cuando quedó impresionado por la belleza del entorno y la hospitalidad de sus paisanos. Decidió entonces realizar una serie de cuadros dedicados a Nerpio y sus gentes, una obra que sigue creciendo y donde está quedando constancia a través de la maestría de su pincel de los paisajes que guarda en la memoria, el pueblo que el dejó hace más de treinta años y que ha sabido plasmar con una sensibilidad pictórica conmovedora, unos paisajes y personajes que necesitaban con urgencia ser inmortalizados antes de que el tiempo los borrara. La exposición que realizó hace unos años en Nerpio fue una inflexión en su carrera, paisajes plagados de matices sugerentes, llenos de luz y colorido, colores cálidos; ocres, amarillos y naranjas que reproducen lugares con una capacidad artística fascinante. Óleos en varios soportes, lino, lienzo, corcho, madera... donde consigue diferentes texturas reflejando con maestría los trazos ocultos de un pueblo a través de la pintura. Donde expresa su fidelidad al realismo con un mágico toque casi impresionista.
El paisaje solo existe si hay alguien capaz de contemplarlo y contemplar es ver el alma de lo que se admira, es impresionante la fuerza de sus retratos, gente humilde del pueblo cuyos rostros surcados de arrugas son un viaje lúcido y turbador donde se siente el desesperado desconsuelo del paso del tiempo. .
Xisco sigue pintando en su estudio de Mallorca y de vez en cuando acude a Nerpio donde mantiene su compromiso personal con una visión ética del entorno, una apuesta comprometida con la estética en estos tiempos crueles de comercio salvaje.
Aun habla con nostalgia de los viejos edificios que tenían que haberse conservado como las fachadas del antiguo cuartel y las del propio ayuntamiento, tal y como se pueden contemplar en uno de sus cuadros de mayores dimensiones donde muestra la plaza del pueblo tal y como era cuando el se marcha hace más de treinta años, un ejercicio sentimental de nostalgia de un artista dedicado a recuperar las esencias de la memoria.
La Verdad de Albacete (2004)
Pedro Serrano Gómez
lunes, 2 de febrero de 2009
domingo, 1 de febrero de 2009
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